lunes, 21 de octubre de 2013

Visita a la Rierada con poca agua

Tres componentes de la Penya salimos el domingo pasado: Jorge, Alberto y Dani. ¿Dónde se metió el resto? El domingo anterior fuimos unos cuantos y, cuando aparecí en la RENFE, con tres minutos de retraso, pensé que ya se había ido el grupo, pero......¡es que no había nadie!

Ahora bien, al cabo de un rato apareció Jorge y, ya en Esplugues, se nos unió Dani y, al proponerles la ruta, no se lo pensaron dos veces ya que Jorge no había estado nunca:  iríamos a inspeccionar el posible caudal de agua que pudiese haber en el salto de agua de la Rierada.

Decepción casi absoluta pues, aunque no había agua en el salto, al menos, según atestiguan las fotos, sí caía por la cascada lateral y, por otra parte, la alegría de Jorge por haber estado -¡¡por fin, amigo!!- allí por primera vez, mereció la pena.


Dani y Alberto en el salto de agua de la Rierada. Algo de agua se ve en la cascada de la izquierda de la foto que genera un pequeño "charco" a nuestra espalda. ¡Menos es nada!


La salida fue la siguiente: RENFE-Esplugues-Sant Just-Mortirolo corto-Coll de les Torres-Can Pasqual por carretera-Sendero largo de la central eléctrica de Santa Creu d'Olorda-Carretera de Molins-La Siberia de bajada-Can Castellví-La Rierada-Can Rabella-Molins de Rei-Río Llobregat-Sant Boi de Llobregat-Cornellà de Llobregat-L'Hospitalet. En total 43 km y 1033 metros de desnivel positivo acumulado a 17 km/h de media.

A reseñar la subida a muy buen ritmo del Mortirolo por parte de Alberto y Dani, que está muy fuerte y, un poco más atrás, Jorge que, poco a poco, va cogiendo el ritmo tras unos días sin salir.

Luego, tras las bajadas pertinentes, llegamos al salto de agua, nos hicimos las fotos pertinentes y, tras pasar por Can Planas y Can Rabella sin agua que mencionar, decidimos, en vista de que el tiempo no nos daba para ello, volver a casa por el río en vez de la acostumbrada subida a Santa Creu d'Olorda por Can Tintorer.


Jorge, Dani y Alberto en el salto de agua de la Rierada. ¡Primera visita para Jorge!

Y allí, tras un pinchazo de Jorge en su rueda delantera que prometía arreglo en cinco minutos...¡se prolongó en casi tres cuartos de hora! ¿Por qué? Como dijo Dani: porque no era nuestro día, no.

Y, es que parecíamos novatos. 1º: No podíamos extraer la cubierta ya que Jorge había atornillado al máximo la rosca de sujección de la válvula y no había manera de extraerla. No llevábamos llave inglesa ni alicates. Menos mal que, a cien metros, Dani observó unos coches al lado de una finca y nos dejaron unos alicates con los que pudimos extraer la válvula de la cubierta "tubeless". 2º: No comprobamos si en la cubierta se había quedado incrustado el causante de la avería y, claro, tras inflar la cámara de repuesto de Jorge y colocarla en su sitio.....¡pinchazo de nuevo, claro! 3º: Ya sí, tras la oportuna revisión y extracción del elemento punzante, empezamos a inflar la cámara de repuesto de Dani y, tras inflar ligeramente, ¡¡rompemos la válvula al extraer el inflador!! ¡Vaya "cracks" de la mecánica ciclista! Claro está, ¿y la cámara de repuesto de Alberto? No vale, la rueda de Jorge es una 29" y la de Alberto, no.

Menos mal que Jorge -el más interesado en no volver a "patita" y, por ello, se le agudizó el ingenio- acertó al final: pusimos la parte de la cámara en dónde se localizaba el pinchazo de tal manera que quedaba pellizcada, por la parte exterior, por la cubierta. Inflamos, rogamos al cielo y.....¡vimos que se inflaba la cámara, no se desinflaba y, tras unos kilómetros suaves por el río, seguía intacta!


El "invento" de Jorge: la parte de cámara que estaba pinchada y que pusimos en el exterior, ¡resistió hasta el final!

Como os podéis imaginar, tras las llamadas pertinentes a las casas respectivas, tuvimos que anular el almuerzo y tras ir a más de 30 km/h de media por el río, llegamos a casa sin novedad y en tiempo. ¡Problemas evitados y enseñanza recibida! A pesar de todo, ¡llevar siempre parches y pegamento, algo de cinta aislante y unos alicates pequeños nos evitarán sustos como éste!

Más en la próxima salida. Buena semana a todos

martes, 8 de octubre de 2013

10ª Travessa Sant Joan Despí-Montserrat para mí y 11ª presencia de la Penya

Aunque mañana haré una amplia crónica de "mi" y "nuestra" Pedalada emblemática, dos comentarios breves:

1 - Que la Travessa ha perdido su esencia principal que es, ni más ni menos, que pedalear durante 70 km con sus 1950 metros de desnivel positivo acumulado, por cualquier pista no asfaltada hasta llegar a Santa Cecilia.

Digo esto, y alguien se extrañará de ello, ya que si queremos hacer senderos, trialeras, bajadas peligrosísimas llenas de grava con un desnivel bestial -delante mío, después de sendos derrapajes por parte de ambos, cayó al suelo y se rompió el codo- o subidas imposibles -¡no por el desnivel; me da igual que nos pongan tramos del 20/25%...pero no llenos de surcos, grava y piedra donde no se puede ciclar!- nos apuntamos a la Marxa dels Senders de Navarcles, a la Montaltbike o a la Prehistòrica, etc, ¡que nos lo pasaremos bien!


En el Poliesportiu Gimeno, a punto de ir hacia la línea de salida

Pero ir mentalizado a una travesía por pista y encontrarte otra cosa antes de llegar a Monistrol de Montserrat no es lo que te esperas y, a pesar de que el recorrido, insisto, es bonito y recomendable -la zona nueva de Vacarisses con su sendero final era realmente preciosa-, no te permite llegar en condiciones psicológicas adecuadas para hacer la subida final.

2 - Eso sí, con los años mejoran varias cosas: Avituallamientos fantásticos con la bebida fresca en todo momento, Aquarius, Coca-Cola y demás refrescos variados para las distintas formas de hidratarse de los participantes y comida en abundancia y fresca. Además, casi trato personalizado ya que te preguntaban al llegar lo que querías y, al menos en Ullastrell...¡hasta me lo sirvieron!



En meta tras completar mi 10ª Travessa, con la emoción camuflada por las gafas.

El recorrido, a pesar de que no me gustó, estuvo bien para el que quiere recorrido variado y le importa un "pimiento" su tiempo en meta o ciclar con el único objetivo de llegar a Montserrat. Lo disfrutará. Además, increíble la señalización en donde era imposible perderse.


En la plaza del Monasterio a punto de dirigirme a poner sendas velas por mis familiares. ¡Costumbre de hace cinco años!

Ya explicaré más. De momento, ¡mi 10ª Travessa ¿y última?, al saco!