lunes, 4 de octubre de 2010

XV Travessa Sant Joan Despí-Montserrat: ¡8ª de la Penya!

¡Y séptima mía! Solo falté en el año 2.005 por lesión y espero que, en la próxima, algún "veterano" me acompañe -Andrés iba a venir, pero....¡esa costilla maldita! ¡Te espero en 2.011, sin duda!

Y es que este veterano de 48 años tuvo como compañeros a los "máquinas" treintañeros que, lógicamente, no podían estar a mi altura. ¡Mejor dicho, al revés, yo a la de ellos! Luego entenderéis por qué....



A falta de fotos de este año, os pongo ésta mía del año pasado


¡Bueno, ya tengo una foto de este año! Es en la subida a Montserrat, en la carretera de La Calsina, cortesía de Pity (del Club Ciclista Sant Joan Despí). ¡Gracias, Pity, pero cambia la fecha de la cámara que confundes al personal!
A las 7:20h nos citamos Toni, Quique, Alberto y Rosendo en la RENFE para cojer el tren hacia Sant Joan Despí. La primera sorpresa del día, agradable, fue que Andrés vino a despedirnos y desearnos suerte: ¡Gracias por los ánimos! Nos vinieron bien. Pero, inmediatamente, tuvimos el primer problema del día -al menos yo tuve unos cuantos en ruta que, luego, explicaré-: el tren que no llegaba. Su horario en la estación era a las 07:32h y unos cuantos participantes en la Travessa, que estábamos en el andén, ya temíamos llegar tarde a la salida.

Tras unos minutos tensos, llegó con más de diez minutos de retraso. ¡Tocará llevar el dorsal entre los dientes! Jordi, que nos esperaba en la magnífica plaza de Cal Negre -un edificio modernista que inspira a los habitantes de Sant Joan-, estaba de los nervios ya que su intención -junto a Toni y Quique- era "ir a por la prueba". Cojemos el dorsal, nos lo ponemos a marchas forzadas y, a toda prisa, nos dirigimos a la salida. Misión imposible colocarse en primera fila. Teníamos a más de mil participantes taponándonos la salida. Jordi, Toni y Quique se abrieron paso no sé como y yo, ante el panorama, decido quedarme con Rosendo casi en cola de pelotón. Rosendo se detiene a saludar a dos amigos que había "engañado" para hacer la Travessa mientras yo me adelanto lo que puedo.

Dan la salida. Por supuesto, atrás ni nos enteramos y, cuando paso por el arco de salida, pongo mi Polar en marcha, seis minutos después de la salida oficial. ¡Toca adelantamientos imposibles por el río! No pienso criticar a nadie por el ritmo que llevan en la Travessa, ¡faltaría menos! Al fin y al cabo es eso: una Pedalada con solera y con máxima aceptación y, sin duda, los ciclistas de todos los niveles participamos con esa idea: llevar nuestros ritmo y tener la enorme alegría de llegar a Montserrat con nuestro propio esfuerzo. Mi crítica es única y exclusivamente dirigida hacia la "educación ciclista" de la que adolece mucha gente cuando pedalea. Y me refiero, no sólo a los ciclistas que estorban, molestan o no te ceden el paso cuando te ven venir, sino a aquellos que, creyéndose los "amos del lugar" pretenden que circules "por el lado malo" en alguna bajada peligrosa porque ellos son "mejores" que tú bajando, cuando, justamente, debería ser al revés en ambos casos. Deja pasar al que va rápido, siempre que puedas y, adelanta al que va lento, por el lado que te dejan. En fin, ¡ambas cosas me pasaron y parece que me persiguen en cada pedalada "bttera! ¿Tendré que pasarme definitivamente a la bici de carretera? ¡Ahí dejo la polémica!

Pero, sigamos con la crónica de ayer. Por supuesto, hasta Castellbisbal, tuve que ir adelantando a diestro y siniestro a todo aquél que quería dejarme pasar -que, eso sí, toda hay que decirlo, eran la mayoría-, teniendo los principales problemas en un par de repechos que muchos hacían a pie y te obligaban a "descabalgar". ¡Qué le vamos a hacer! Por otra parte, a pesar de ir "fluido" en el pedaleo, ya empezaba a notar la "tontería" que había hecho el día anterior al ir hacia la Marcha Rat Penat y hacer algunos kilómetros de la misma -la habían aplazado al día 2 y yo estaba inscrito-. ¡No sé de que me sirve ser veterano!

Poco más a contar hasta Castellbisbal, salvo que subimos por una collada que hay detrás de la cementera de Molins de Rei, para llegar, sin novedad, al primer avituallamiento donde, lógicamente, no me detuve. Empecé a pensar dónde estarían mis compañeros: ¡Toni, Jordi y Quique ya estarían en Monistrol! Y Rosendo, sin duda, sabiendo que es un "crack" y va fuerte en el llano, seguramente -como así fue-, decidió seguir la ruta con sus amigos. ¡Me quedé solo y en medio de todo el "sarao"!

Hacemos las terribles "rampas" anteriores a la llegada a Ullastrell, con algún tramo de plato pequeño, necesario para no gastar muchas energías. El día era fenomenal para pedalear y los "manguitos" sobraban. Por otra parte, llevaba el paravientos de la Berga-Berga 2008 ya que había previsión de llovizna entre las 9h y las 10h y que, posteriormente, debería ser útil para bajar desde Montserrat hasta el Aeri, donde había dejado el coche ya que tenía que regresar rápido a Hospitalet, debido a un compromiso teatral que tenía en Sant Hipòlit de Voltregà por la tarde. ¡¡Stress!!

En Ullastrell, no paro. Ya llevo tres Travessas haciéndolo así y me va bien. Voy bebiendo regularmente y tomo una barrita cada hora, lo que me permite llegar hasta Monistrol en donde paro para repostar líquido y comer alguna fruta para hacer la subida final a Santa Cecilia.

La bajada a la riera de Gaià es terrible. Barro y agua en la riera hacen que mi bici -que ya había pasado por algún tramo embarrado- empiece a pasarlo mal. La suspensión delantera seguía dándome problemas y ponerse de pie era avanzar la mitad de lo que debería estando en condiciones. El balanceo era insoportable y me obligaba a sentarme casi de inmediato. ¡Era perder el tiempo!

Un tramo que me encanta siempre comentar es el de la subida posterior a la riera: una auténtica pared al 25% que, por primera vez, ¡subí encima de la bici! Y, a partir de ahí, tocaron novedades en el recorrido, con algunas subidas duras en dirección a Olesa, para, al menos creo yo, subir hacia el Puigventós, famoso en territorio "platico-espartano" por la Cronoescalada que llevan ¿dos o tres? años organizando por la zona. Me acordé de Mosquito y Truji -¡un abrazo, compañeros! Ya veo que Truji "regresa a las batallas"- y me los imaginé con sus cabalgaduras subiendo semejante puerto. Aunque para mí, sin duda, lo peor fue la tremenda bajada, larga y espectacular por las vistas que se veían de las curvas de la misma desde arriba.

¿Por qué lo peor? Ya sabéis lo malo que soy bajando, aunque he mejorado lo suyo. No quiero exagerar, pero, en comparación con Toni y Jordi -por poner un ejemplo-, estoy tan seguro que, al menos, media hora me han sacado en el conjunto de todas las bajadas de la Travessa. ¡Que le voy a hacer! Cuando jugaba a baloncesto me decían: "¡Qué malo eres!". Y como dice una hija mía: "Es lo que hay". Y lo peor no fue solo eso sino que un "¡¿amigo?!" ciclista, en su intento de avanzarme por un lado imposible -justo al lado de la caída- decidió adelantarme por el "lado bueno" que yo ocupaba en ese momento, y me obligó -para no caernos los dos al barranco- a apartarme al "lado malo", con tan mala suerte, que golpeé la rueda delantera contra una piedra y salí por delante....¡¡corriendo!! No me preguntéis como lo hice para no darme de cabeza contra el suelo. Sé que salí corriendo por delante de la bici, mientras ella se daba un buen golpe contra las piedras de la pista, con tan mala suerte que el freno delantero quedó, ligeramente, tocado. Al menos, tras un par de minutos parado, pude solucionarlo aunque un ligero ruido me acompañó en el resto de la Travessa.

¿Dónde estarían los "máquinas"? ¡Supongo que esprintando en meta! Bueno, yo a lo mío... Tras terminar la bajada del Puigventós, nos dirigimos por la riera hasta la carretera de Manresa y, tras un tramo por ella, llegamos al tradicional paso por la pista de La Puda hasta Monistrol. Es un tramo que odio. Monótono, salvo el paso por el desfiladero de nuestros amigos Platicos, donde, además, tras atravesar varios charcos infranqueables, dejamos la bici "hecha unos zorros". Llego a Monistrol, donde, tras "repostar" cuerpo y alma, iniciamos la subida final.

Este año, la organización decidió retomar la pista original de anteriores Travessas. Es decir, que se ha dejado de lado la subida de los dos últimos años, en donde, para "recuperar" el desnivel que no hacíamos en Collserola -ya que no se permite el paso de la Travessa por allí desde el año 2.008. ¡Y pretenden que no pasemos en bici nunca más!-, se subía por otra parte para, tras un descenso, recuperar la subida y hacerla en dos partes. O sea que, este año, hemos "recuperado" la tremenda subida de plato pequeño que hay, unos 500 metros antes de la carretera de la urbanización de La Calsina.

Subo bien y adelantando a algunos ciclistas. Pero, definitivamente, no era mi día. Noto un ruido en la rueda trasera. Me gritan: "¡Cuidado!" Por el ruido creo que es una serpiente que he atropellado. ¡Os juro que lo parecía! Me paro y me separo de la bici, por si acaso. ¡Se me había caído el paravientos y se había enganchado con el freno de disco trasero! ¡Increíble! Intento sacarlo y, al final, unos dos minutos más tarde y con la ayuda de un participante -¡gracias, amigo!- logro sacarlo. Luego, para más "inri", acabaré perdiéndolo. Pero, sigo con mi subida: me siento cómodo aunque, claro está, sin "chispa" por la "carga" del sábado y de la "paliza" que me dieron los "máquinas" con los 55 kilómetros del miércoles -¡otro craso error mío!- y llego bastante bien a Santa Cecilia. ¡Mi séptima Travessa Sant Joan Despí-Montserrat! Espero llegar a la décima, aunque sea a rastras. ¡Ya tendré 51 "tacos"!

Descanso, recojo el bocadillo y bebida y el magnífico "maillot" de regalo que pienso estrenar este miércoles en la Pedalada de la Guardia Urbana de Barcelona en el Velódromo de Horta, junto a los demás "funcionarios" que asistiremos. Veo a Xavi Guitart que, por sorpresa, decidió hacer la Travessa y que llegó unos tres minutos antes que yo. ¡Bravo, Xavi, estás en forma!

Antes de ponerme en marcha hacia el Aeri, miro la clasificación de los primeros: ¡Jordi, el 34º con 4h 06'! ¡Toni, el 41º con 4h 09'! ¡Y Quique, con un resfriado de aúpa, el 52º con 4h 17'! Yo, por mi parte, quedo el 189º con 5h 05' (4h 59' en mi reloj) y Rosendo el 535º con 6h 27' aunque, como ya os he dicho, estuvo acompañando a un amigo debutante durante todo el recorrido. Como le he dicho a Andrés, esta tarde en el gimnasio, si llegan a salir en primera fila, ¡¡llegan entre los quince primeros, seguro!! ¡¡Vaya cracks tenemos en la Penya!! ¡Enhorabuena! Aunque, por otra parte, creo que, dentro de poco, tendréis que iros de la Penya....¡¡y firmar por un equipo profesional!! Por cierto, Jordi, para anécdota tuya, llegaste justo por detrás de un auténtico "crack", de los de verdad, y, además, amigo mío: Jordi Bello. ¿Por qué un "crack"? ¡Jordi, estuviste a punto de adelantar a todo un bicampeón de España de 3.000 metros obstáculos y que, actualmente, gana o casi más de una duatlón de montaña! ¡Eso para que veas el nivel que tenéis los "máquinas" de la Penya!

Nada más, solo desear que el año que viene podamos repetir y, por otra parte, nos vemos en la Pedalada CEGUB.

2 comentarios:

Mosquito Navarro dijo...

Vaya maquinones hay en este grupico, sólo superados, claro está, por los espartanos, pero eso es otra historia...

Muy bien narrado, en algunos momentos hasta me parecía sufrir encima de tu jamelgo, por un momento pensé haber perdido el paravientos yo mismo...

En fin, espero que llegues mucho más allá de los 51 tacos subiendo puertos...

Un saludo...

Truji dijo...

Habeis pasado por el mismísimo corazón de nuestros dominios, el Puigventós. Suerte que para esas fechas le dimos a la organización un salvoconducto colectivo para tan abundante tropa. Me hubiera gustado estar por ahí pero todavía no estoy preparado. Un saludo amigos.